La vida es como un cheque en blanco, cada uno ponemos el límite que queremos vivir. Yo decido los capítulos del libro de mi vida, y lo siento, pero la pandemia no va a impedir que siga escribiendo mis sueños.
La pandemia tiró de mí para cambiar hábitos y lanzarme a la aventura. Dejé el trabajo y me hice con una bicicleta con el fin de emprender un viaje por el mundo con ella. El maldito virus no da respiro y muchos como yo seguimos encerrados en casa esperando que todo vaya mejor para poder hacer planes.
Esto se acabó, el tiempo sigue avanzando, y siento que debo avanzar o me quedaré estancado. Salgamos a descubrir el mundo, dejo que la situación y el momento haga los planes por mí. Así que decido dar el paso y salir con la bicicleta dirección Pirineos con el rabillo del ojo puesto en Turquía.
Arranca el viaje de mi vida
El viaje de mi vida, lo titulé en enero inaugurando este blog. Con un plan definido que pronto se vería truncado por dos inconvenientes, 1) La adaptación a la vida nómada no fue tan fácil como me esperaba; 2) Las variantes del virus están dando más guerra de lo esperado.
Lo que en principio fue el viaje de precalentamiento en Canarias acabó en un mar de dudas encima de la bicicleta. ¿Quiero realmente hacer esto? ¿De donde saco fuerzas para pedalear tanto? ¿Cómo me enfrento a la soledad? Estos últimos meses he tenido el suficiente tiempo para reflexionar y drenar todo ese mar de dudas.
El 29 de abril pongo rumbo a donde me lleven las PCRs. Llevo la casa a cuestas, con muchas ganas de descubrir sitios y conocer gente. Con todo lo que está cambiando el mundo… lo mejor es atreverse a vivir ahora y no dejarlo para después. Los sueños en casa se apagan, quiero atreverme a vivirlos!