Viajar sólo y dormir en el campo. La soledad y el miedo

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A inicios del 2021, arranco una nueva etapa de vida que da un giro total a lo que tenía hasta aquel momento. Cambiar la estabilidad por la incertidumbre,  cuatro paredes y un techo por la tienda de campaña, un puesto de trabajo por una bicicleta y el ir y venir en transporte público por muchos kilómetros que recorrer. Hoy hablo sobre todo lo que implica viajar sólo y dormir en el campo.

Soy consciente

Las decisiones de la vida no son fáciles de tomar, más difíciles son si implican cambios bruscos e incertidumbre. Las ideas en la cabeza suelen ser perfectas, pero una vez en la práctica, distan mucho de la realidad. Por el simple hecho de que las pruebas en condiciones reales suelen tener variables que no siempre se han considerado o experimentado en el ámbito teórico.

Estos cambios, suponen un doble desafío, por un lado el superar emocionalmente el giro de la vida y por otro, la prueba práctica de que uno es capaz de vivir como ha pensado que va a vivir.

Cuando llega el momento

Te achantas. Te entra el miedo. Te entran las dudas y los nervios. Piensas en rendirte.

Cuando recientemente arranqué mi primer viaje en bicicleta, recorrer las Islas Canarias en Bicicleta no paré de echar de menos mi vida pasada. La vida urbana, el trabajo de oficina y sobretodo mi casa. Un momento… ¿no dije que es justo todo esto lo que quería dejar por un tiempo? 

En los primeros compases, incluso antes de empezar a experimentar la nueva vida, los nervios y el miedo se apoderan de ti. Piensas en cómo afrontar la soledad al viajar sólo, Y empiezas a poner en duda las cosas y el proyecto se tambalea. 

Dormir en el campo

En España, está prohibida practicar la acampada libre excepto en zonas habilitadas y siempre pidiendo permiso previamente para la práctica. Estas zonas, escasean o simplemente están cerradas. Es una norma que no acabo de entender del todo. Llego a un sitio donde no molesto a nadie, planto la tienda para dormir, a la mañana siguiente, recojo todo y marcho. ¿Cuál es el perjuicio para tener que prohibir esta práctica? Hay quien dice que evita la masificación, ensuciar y contaminar las zonas, vamos que es una medida contra los incívicos. Pero me costaría creer que la mayoría o todos seamos así. En otro artículo dedicaremos tiempo para hablar de los «guarros». Entonces ¿es justo tener una norma contra unos pocos pero para todos?

Una de las cosas que más me desconcierta es el no saber dónde vas a dormir cada noche. Tener que buscar el sitio todos los días y analizar cada sitio para ver si reúnen las condiciones mínimas de contorno para ser el sitio idóneo. Es algo que genera mucha angustia, al menos a mí. Sin embargo, soy optimista. Supongo que son cosa de la inexperiencia y con el tiempo limaré las asperezas para transformar la angustia en confort. Al fin y al cabo entre las cuatro paredes de mi casa no tengo estas vistas:

La soledad y el miedo

Durante el día, pedalear es un entretenimiento que te distancia de pensar en otra cosa que no sea el camino. Cuando cae la noche, es cuando aparece la soledad y el miedo. Piensa que en invierno la noche cae pronto, sobre las 6-7 pm, y de ahí tienes varias horas «aburridas» para darle al coco en la oscuridad. Una de las cosas que más me preocupa al caer la noche es la soledad de «estar solo para todo». Este sentimiento lleva emparejado una sensación de inseguridad en algunas ocasiones, como en ciertos sitios de acampada donde la falta de sensación de seguridad no la puedes compensar en tu par de viaje, porque vas sólo. 

Escribo este artículo en pleno viaje en Canarias, para compartir los pensamientos más profundos de este novato viajando solo y viviendo en el campo.

Consejos y opiniones que puedan aportarme son más que bienvenidos!!! Comenta el artículo o escríbeme por Instagram. 

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