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3000 kilómetros viajando en bicicleta

by txencito

Estoy con Paquita en Croacia, llevo casi dos meses viajando en bicicleta y el calor había empezado a pegar fuerte hace apenas una semana. A 20 kilómetros de Split me doy cuenta que he llegado a los 3000 kilómetros recorridos desde que salí de Madrid y 4300 kilómetros en total desde que arranqué el proyecto 50aldia a principios de este año. Llevaba pedaleando 3 días por los interiores de Croacia desde que dejé el refugio de osos en Kuterevo, donde estuve unos días de voluntariado conviviendo con los osos y con el resto de voluntarios que había en el refugio. 

El trabajo durante mi voluntariado en el refugio de osos en Kuterevo
La señal del parking para el refugio una vez terminada y colocada

Por cierto, para los que no me siguen al día en las redes sociales, a la bici le puse de nombre Paquita a través de una votación popular en las redes sociales. Entre los finalistas estaban Paquita y Mulán, los dos nombres me encantan y finalmente ganó Paquita. Muchas gracias a los que me ayudaron a ponerle nombre a mi compañera de viaje <3.

Nunca pensé que llegaría tan lejos ni podría estar tanto tiempo en el camino con una bicicleta y llevando el estilo de vida nómada que llevo. No es una forma de viajar fácil, lo sé perfectamente de cuando estuve pedaleando en Canarias y volví devastado y anodadado por la dureza de este estilo de vida. Enfrentarse a la incertidumbre de no saber dónde dormir o qué encontrarte cada día en el camino es muy difícil de sobrellevar para alguien como yo que dentro de mi desorganización y caos tenía un trabajo sedentario y una rutina diaria.

En estos primeros casi dos meses de viaje he aprendido a no rendirme, pues después del varapalo de Canarias, me recompuse y aquí estoy, decidido a conquistar el mundo pedaleando. Un viaje así tiene sus momentos de éxtasis y sus bajones, es algo que hay que saber llevar y que sigo esforzándome en aprender a hacerlo. No es nada fácil vencer a la mente cuando te dice que lo dejes y vuelvas al sofá de casa en momentos de dificultad y de cansancio físico. 

Lo más bonito del viaje es sentir la dopamina fluyendo por mi cuerpo cuando disfruto de la libertad que me da la bicicleta. Los paisajes y las montañas me dan chutes de éxitasis que me roban sonrisas y momentos de felicidad máxima. Por otro lado, lo más difícil para mí en este viaje hasta el momento es la soledad y la acampada libre que a veces no se hace tan divertido. 

Me siento orgulloso de mí mismo por haber sabido superarme. Enfrentar a mis miedos y momentos de incertidumbre. La única manera de conocerme a mí mismo es salir de mi sofá que es mi zona de confort y llevarme al otro extremo enfrentándome a mis miedos y seguir aprendiendo de la vida. 

Poco a poco, con este viaje, estoy aprendiendo y descubriendo quién soy y cómo quiero ser. La manera de seguir forjando a la persona que quiero ser es cambiar, probar y aprender nuevas formas de hacer las cosas.  

Seguimos pedaleando, disfrutando y aprendiendo 🙂

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